lunes, 9 de diciembre de 2013

Insomnio de domingo

Ayer te reencontré, acudí a aquel café que forjó memoria, aquél de siempre. Acudí sin ti pero contigo, observé espacios, libros, luces, reflejos; te imaginé, nos imaginé ahí, charlando en cualquier sillón, entre libros, entre palabras, entre pensamientos hechos letra.

Sí, te vi, nos vi discutiendo sobre cualquier tema, película, libro, circunstancia humana. ¿Qué será de todos esos diálogos? ¿Dónde queda tanta frase, tantos temas, tantos tonos?

Nos dijimos tanto, con palabras, con miradas, con gestos. ¿Nos dijimos todo?

¿Dónde quedan esos lazos que se tejen con sonrisas? ¿Se pierden? ¿En qué se convierten?

¿Dónde queda lo agreste, lo doloroso, lo que rompe?

¿Se diluye todo quizás?

¿O será que en algún espacio de algún tiempo seguimos charlando, sin percibir transcurso, ni cambio, ni vida?

¿Y si fuéramos únicamente esa historia que alguien plasmó en algún libro, en algún capítulo -pequeño-? ¿Si fuéramos dos personajes cuyo trazo es claro y certero para todos, salvo para ellos mismos?

¿Realmente se vive concreto? Porque se existe, sí, pero en difuso, en etéreo, percibo... A veces se consigue ver rendijas, intersticios ¿Quién nos atisba entonces? 

¿Quién nos leyó dándonos cuerpo?

No hay comentarios: