miércoles, 16 de marzo de 2011

Sueño

Anoche soñé contigo, te buscaba, te buscábamos varios en una casa enorme, con distintos niveles y espacios abiertos. Gente yendo de un lado hacia otro y en esos ires y venires, yo, con cierta desesperanza.

Me topé de pronto con mi padre, lo vi jovial, saludable; vestido con una chamarra café caminaba deprisa también junto con toda esa gente. Al encontrarnos me alegré muchísimo, lo abracé, le di un beso en la mejilla y le pregunté: ¿cómo estás? Él me tomó de los brazos, me miró fijamente y me dijo: la estoy buscando también, pero no la encuentro ...

miércoles, 16 de febrero de 2011

Una constancia para Jolita, siempre Jolita!

Un caminar difícil

que en sostenido asciende.

Un anhelar vehemente

que intensa fe defiende.

Tu mano siempre dispuesta,

tu rezo siempre benigno,

tu espera siempre presente,

recuerdos, clave del sino.

El presagio, cumplido:

“Alcanzarás tu reflejo

y convertirás tu estela,

será festejo el momento

y sonrisa, primavera.

Y compartiéndote toda

reconocerás el verso,

y el sonido de tus voces,

será compás y alimento”.

Desprendimiento

Es tan triste,

es de tomarse en cuenta,

reflexionar,

cerrar los ojos,

voltearse y caminar.

Dar la espalda a la espalda,

poner más piedras,

el muro ya está construido.

Es ser en uno y sólo en uno,

uno sin otro,

sin miradas, sin brazos ajenos ...

sólo uno solo.

No importa que no haya nido,

nunca lo hubo.

Si te desprendes del ramaje,

sales del árbol,

si cruzas ríos,

encuentras desiertos,

si tu rumbo se aventura en océanos,

se pierde en cráteres.

Nada queda, nadie queda,

la luz propia se magnifica

y la vida se da en introversión.

La tristeza se anida entonces

en ojos, manos y trazos,

no queda más,

no hay circunstancia que habitar,

no hay hilos que tejer.

Sé entonces, sólo sé,

que el ayer será futuro,

será pozo y será piedra.

Esperanza desvanecida


El tráfico denso del mediodía, ruido, gritos, virajes abruptos...nada me perturba, conduzco ausente, meditando, sobrellevando el peso de pensamientos asociados en los que el dinero aparece una y otra vez como actor ególatra. El fin de mes se aproxima y con él, el inicio de estrecheces, pagos aquí y allá. El rojo, la anciana, lo que sea su voluntad joven, no, no traigo cambio; su mirada y mi inusitada generosidad: 50 pesos por una sonrisa y los ojos más grandes de la mañana...Dios se lo pague.

¿Qué hacer?. Sigo conduciendo, aquí es. Un escritorio más, una solicitud más por llenar, por favor haga cola y espere a que le llamemos, ¿trae su foto tamaño pasaporte?, no señor, usted ya rebasa la edad, no señor, usted está por debajo de las calificaciones mínimas, no señor, era la última vacante, no señorita, usted no entenderá nada hasta que dentro de muy poco se enrole aquí, detrás de mí.

Es hora de comer, no más tortas, hoy el altruismo y el lujo –dizque- se aparecen de la mano. El restaurante, la barra de las soledades y las miradas de soslayo. Aquel viejo con el mirar tristísimo, aquel otro con el mirar perdido, aquella mesera esperando que este día termine para que empiece el siguiente y termine de nuevo, soledades que Dios hizo y ellas se juntan con cualquier pretexto, comer por ejemplo. No, no más café, fue suficiente con lo tomado, la cuenta por favor, pago y me voy.

Anímese joven, dicen que la edición de la tarde la lee menos gente y a lo mejor ahí sí encuentra, sí Don Héctor gracias, deme los dos. ¿hoy sí le juega?, no don Héctor, mi abuela decía que si la suerte llega, se viste de boleto encontrado en el suelo. ¿Para qué jugar? Mi profesión y las probabilidades aprendidas dicen que es una locura, he calculado la esperanza del sorteo: negativa, las oportunidades: una en millones, las desilusiones: millones de una en una. La señora con tres kilos de tortillas en forma de billete y mi convicción racional de que ese mundo es volátil y debe evitarse.

La hora ciega le dicen, el crepúsculo tímido ante el morir del día provoca en mí melancolía, prueba de diseño de vida fallido, cualquiera que haya sido el diseñador. Estos pasajes citadinos que tanto me hieren y tanto me atraen, la anciana convertida en joven caminante de banquetas, los viejos transfigurados en revoltoso accionar sobre los muros ajenos, son mi futuro quizás. ¿Qué onda carnal? Coopérate pa´ las chelas, no traigo mi buen, ahora sí estoy seco, chale, ahí pa´ l´otra... La esperanza que insiste en su postura migratoria.

Vence la noche finalmente y en mi voyeurismo extremo sigo percibiendo mi ciudad. Espío letrinas y atisbo rincones hechos basurero. Aprendo cómo tres cartones se vuelven inmensos lechos, cómo la sección cultural arropa de vientos y lluvias, descubro que hay ambrosías que el ser humano deja en cilindros grises y me asombro y me deleito al ver que existen moteles sin paredes y sin prejuicios.

No soy ajeno a ciclos, así que mi cuerpo vencido por el caminar nocturno quiere dormir; quiere estrechar almohadas eternas y excavar pozos interminables. Subo al auto, mi habitación de los últimos meses, conduzco nuevamente sin conciencia hacia mi cobijo diario, aquí, el parque. ¿Qué pasó joven, ya a dormir tan temprano?. Sí mi poli, ahí le van veinte, mis últimos, ok, aquí le echamos un ojo, cierre sus puertas.

Observo al ave sobre la rama y envidio su transcurrir; ¿dónde dejé mis alas, cuál de todas esas aves seré?. Me duermo con la apuesta de que mañana no habrá periódicos, ni platos largos, ni fortunas prometidas. No más baños públicos; a mí, ya nada me limpia ...


viernes, 28 de enero de 2011

Hallazgo

Ahora lo sé, hay en mí algo que es de ti, ese algo profundo que miraba anhelante, ese algo que al encontrarte, halló raíz y al que ahora no le es dable separarse de ti, ya no, no más, nunca más...

Prometeo


Para poder pensar

preciso paz, preciso puentes,

pócimas, piedras poderosas

Podré perfilar ponencias

plantear posibilidades

perpetrar posturas

Pero ... preveo pérdidas,

preveo peñascos,

preveo penurias

Podría padecer, perecer

por pensamientos perennes,

punitivos, puntillosos

Podría palidecer,

pulir palabra por palabra,

pero pagar por pugnar

Podría provocar perturbadora pista,

pisar paraje prófugo,

prueba perversa,

profundo pesar

Pero persisto, porfío

por perpetuo pincel,

pensar puedo?... pensar planteo

jueves, 27 de enero de 2011

Haikú. Vid

vid de uvas rojas

entre fragancias me dices

de dioses y mozas

miércoles, 26 de enero de 2011

¿Y ahora qué?



Así que estoy aquí, en la antesala de este sórdido consultorio, esperando la consulta de ese doctor para el cual soy dinero a cambio de trasgresión. Aquí estoy, sola, sin él y sin mí, atrapada en dudas ajenas y propias; ajenas sobre mi veracidad, propias sobre el futuro de una vida que no será mía en cuanto emerja.

Te amo, te necesito: me dijo cientos de veces. Juntos desde aquella mirada de 2 vías, de niña provinciana y de joven apuesto capitalino. Será para siempre, será como siempre, siempre: me dijo mil veces. Anda, salgamos, conóceme, confía y sé mía, dame arrebatos y me arrebataré para ti: me dijo todas las veces.

Yo, sola, venida de entornos de inocencia, de silencios por no ser impía, de reglas, mandamientos y símbolos duros, implacables. Yo, venida de alientos de viento, de pasto y natura, de hierba y alimento. De manos rígidas, de duro trote y paso cansado; de esperanza siempre hacia el sol y la luna, de sonrisas y alegrías que sólo la tierra conoce.

Él, brote urbano de mañas, de seguridades todas, de dinero fluido y ropajes extensos. De verdades recitadas, no aprehendidas, de sonrisas de máscara, de billetera hechizante, de llantas y libros al brazo. Él, todo atracción, lleno de enigmas, de laberintos comprados, de festejos interminables y violentas costumbres. Él, timbre de voz engañosa, cuentos endebles de futuro y guiones con cimiento en agua. Él, insistencia teñida de esencia, teléfono siempre, propuesta constante y demanda en disfraz de darse.

Mi olfato no quería verlo, la boca me sabía amarga con él, mi estómago me daba tumbos, mis piernas se frenaban y mi cerebro dictaba un no tajante y claro. La abuela me gritaba desde allá donde siempre me ve, la mirada silenciosa de mi padre gritaba apuros, la frase imposibilitada de mi madre se oponía. Pero, mi corazón es sordo, mudo, falto de olfato, corto de vista, miope, tarugo, adormilado. Mi corazón es tenaz y no soporta líder, mi corazón es sólo un corazón niño que no maduró y que sólo sentir sabe, sólo le sabe el sentir.

Mi corazón le dijo sí a él y comandó sobre el resto de mí. Estuvo de acuerdo con sus tesis, entendió sus posturas y creyó sus promesas. Por las noches lo visitaba y junto con él trazaba planes de vida. Ingenuo corazón mío: cuánto te faltó de abrigo, qué sola me dejaste al pensar que todo me lo dabas con él. No sufras, no está en ti descifrar tales disfraces.

Él y yo, desequilibro evidente pero dulce sentimiento, verdad reprimida pero carpe diem poderoso y extendido. Sitios descubiertos, voces, sociedades, sectores, poder hecho compra. Él y yo, camino corto, atajo que debía de ser lento. Él y yo, azúcar breve pero laberinto no dimensionado, hoyo profundo, agujero vil, pozo infértil.

Él, deseo carnal disfrazado de nube, oferta toda sobre pedestal de papel, súplica constante sin alma inherente. Yo, corazón toda, cuerpo cedido, esencia dada, entrega, tonta desprotegida. Yo en sendero espinoso, dentro de cueva sin aire pero sonriéndole a sus ojos. Yo, hecha él sin mí misma.

Me di sin medir. Poderoso señor que conquista, destroza y delimita. Que triunfa en batalla cruel y sólo sonríe.

¿De verdad es mío?, me reclamó cien veces. No puede ser así: me aseveró mil veces. A mi ni me consta, ni me atañe, ni me concierne, ni me preocupa: me apuñalo todas las veces. Tendrás que perderlo: me dijo una sola vez … y me fui.

Él, en viaje de conocimiento humano cuando no hay nada humano que él pueda conocer. Yo, corazón y vida nueva aquí sentada… ¿Y ahora qué?

Haikú. El Eucalipto

arduo eucalipto

al trozar tus hojas tiernas

persistes aroma