Un caminar difícil
que en sostenido asciende.
Un anhelar vehemente
que intensa fe defiende.
Tu mano siempre dispuesta,
tu rezo siempre benigno,
tu espera siempre presente,
recuerdos, clave del sino.
El presagio, cumplido:
“Alcanzarás tu reflejo
y convertirás tu estela,
será festejo el momento
y sonrisa, primavera.
Y compartiéndote toda
reconocerás el verso,
y el sonido de tus voces,
será compás y alimento”.
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